La transición energética es un proceso crucial para cambiar de fuentes de energía fósiles a renovables, buscando reducir las emisiones de carbono y mitigar el cambio climático.
La comparación entre el modelo energético actual y el de las comunidades energéticas es el siguiente:
Modelo Energético Actual
- Centralización: La producción de energía está altamente centralizada en grandes plantas de generación (térmicas, nucleares, hidroeléctricas).
- Dependencia de Combustibles Fósiles: A pesar del aumento de las renovables, una gran parte de la energía sigue proviniendo de combustibles fósiles.
- Distribución Pasiva: Los consumidores son principalmente receptores pasivos de energía, sin mucha participación en la producción o gestión.
- Impacto Ambiental: Alta emisión de gases de efecto invernadero y otros contaminantes.
- Costos: Los precios de la energía pueden ser volátiles y están sujetos a fluctuaciones del mercado global.
Comunidades Energéticas
- Descentralización: La producción y distribución de energía se realiza a nivel local, aumentando la resiliencia del sistema.
- Energías Renovables: Se enfocan en el uso de fuentes renovables como solar, eólica, biomasa, etc..
- Participación Activa: Los ciudadanos, pymes y autoridades locales participan activamente en la producción, gestión y consumo de energía.
- Impacto Ambiental: Reducción significativa de emisiones de CO2 y otros contaminantes.
- Beneficios Económicos y Sociales: Creación de empleo local, mayor equidad social y retornos económicos para la comunidad.
Las comunidades energéticas no solo promueven un uso más sostenible de la energía, sino que también empoderan a los ciudadanos, permitiéndoles ser parte activa del sistema energético. Aunque en España este modelo aún está en desarrollo, representa una oportunidad significativa para avanzar hacia un futuro más sostenible y equitativo.